TRAMPA

Hilos cristalinos surcando la noche representan la fragilidad de su locura de plata.
Como autopistas en que circulan cientos de luces intermitentes que enceguecen y marean a cualquiera que las observe durante un rato con suficiente atención.
Se bifurcan de formas imposibles a esquemas obvios que desconciertan nuestra razón.
Se engrosan y adelgazan alternadamente según la cantidad y velocidad de las cristalinas gotas que lo recorren: absurdo atrapasueños dibujado contra el cielo.
Fuente de máxima inspiración.
Prodigadora de un frío y dulce dolor que atraviesa la piel, la carne, los huesos, el alma. Avanza lenta y corta silenciosa. Me parte en mil indefensos pedazos que ríen hasta llorar inundando las calles de hilarante y boquiabierta desesperación.
Muda y melosa telaraña que me observa, eterna e inocente, presa de su involuntaria naturaleza letal.
Trampa cruel para las mariposas que pretenden alcanzar la luna y bañarse en su plateado brillo. Ilusas. Sólo logran incrustar sus alas en el transparente tejido, destrozarlas y verlas caer.
Caen sobre los pedazos de mi otra yo que yace desparramada, hilarante y llorosa, entre las calles de esta ciudad insomne, mientras la luna reparte dementes carcajadas a diestra y siniestra. Risas que se enredan en las copas de los árboles pero que nadie puede ver... excepto yo... que ya no puedo hablar.